Capitulo 9 : Vivo o muerto?






“Drug Enforcement Administration’s office, this is Officer Bennet speaking.”

“Officer Bennet, soy yo, El Comandante.” Se escuchaba por el teléfono.

“Comandante, qué pasa?” respondió el oficial Bennet.

“Algo está pasando en una de las casas de seguridad de Pedrito, está movilizando gente. Parece ser que le cayeron los soldados o la marina.”

“¿Dónde está ubicada esa casa?” preguntó el gringo.

“Para el lado de la playa, yo mismo le recomendé a un muchacho para que le cuidara la casa.” contestó el Comandante.

“Voy a hacer algunas llamadas con mis contactos en la estatal para saber qué está pasando.”  le contestó Bennet y terminó la llamada.

Llamadas iban y venían. Gente preguntando por el detenido, otros preguntando qué estaba pasando. Y en la casa, moviendo la cortina con mucha discreción con 2 dedos, el Guero miraba fijamente como se bajaban soldados y policías de las camionetas y por la banqueta muy sigilosamente comenzaron a rodear la casa. Dos de ellos comenzaron a golpear la puerta con un hooligan, herramienta que usa la policía para derribar puertas.

Pedrito mando a gente a que se posicione cerca de la casa en caso de que el Güero escapara y necesite ayuda. Uno de los punteros se pudo acercar en una moto y le llamó a Pedrito.

“Ya están rodeando la casa mi apá, ya nos la van a reventar” informó el puntero.

Dentro de la casa, desde la ventana El Guero observaba cómo el gobierno golpeaba la puerta. Le pasaban muchas cosas por la mente. El Güero siempre gozo de vivir recio. No le importaba si eso significaba vivir poco, él quería ser diferente, dejar algún tipo de marca en la memoria de la gente cada vez que lo recordaran. “Que digan que a El Güero le valía verga” pensaba. En su mente se imaginaba diferentes tipos de escenarios donde se veía encarcelado o en sus últimos momentos. Decía que tenía tres fantasías criminales. Una era escaparse de alguna cárcel, asaltar un banco, y agarrarse a balazos con la policía. Por eso ese día se sintió listo. Sudando y con la adrenalina al mil, tomó su celular y le mandó un mensaje a el Mando. “Se me va acabar la pila, pendientes hermano.” Dejó caer el celular, se limpió el sudor de la frente, abrió la ventana y apuntó con su rifle.

“Perra madre! ¿Cuántas patrullas son? Pasame los números de las patrull..” Antes de que Pedrito pudiera terminar de hablar, escuchó fuertes detonaciones por la bocina de su celular.

“Que verga esta pasando!?” le preguntó Pedrito al puntero.

“¡A la verga patrón, se están trenzando! ¡Le están tirando pa’ dentro de la casa!”

El Güero le disparó a uno de los policías que golpeaban la puerta para derribarla. Como tenía práctica pudo atinar en el hombro a uno. El gobierno al escuchar las detonaciones y ver caer a un oficial, se apartaron de la puerta y se atrincheraron entre los carros y casas aledañas. Algunos respondieron disparando hacia la ventana de la cual el Güero les tiraba. Una vez que descargó el arma sabía que no había vuelta atrás. El sonido de la primera detonación lo hizo entrar en un estado de lucidez, como drogado. Se sentía extasiado. Su mente comenzó a trabajar más rápido y con fluidez. Corrió hacia el otro cuarto y desde la otra ventana les dejó caer otra rafaga de tiros.

La policía solicitó apoyo, se escuchaba de un oficial herido. “Arrimense todas las unidades!” era la orden que rápidamente se expandió por todas las frecuencias policiales de todas las dependencias. El infiltrado de Pedrito le volvió a llamar.

“¿Estás tú en la casa? ¡Nos están tirando desde adentro!” preguntó el infiltrado.

“No yo no estoy ahí, es uno de mis morros, haganme el paro, yo me arreglo con ustedes.”

“Cuál arreglo, nos está tirando, ya le pegó a un oficial, aquí ya valio verga el morro!” le contestó el policía finalizando la llamada.

“Pinche Guero loco” penso Pedrito. Le llamo a el Neto y le dijo lo que estaba pasando.

“No mames, por que les está tirando?” Pinche Güero ondeado.” colgó la llamada y volteo con el Fler que estaba con el alistando unos pollos o indocumentados para cruzar. “Eh wey el Güero se está trenzando con las placas” dijo el Neto a el Fler en tono de preocupación.

“No mames como que trenzandose? A balazos?” pregunto el Fler.

“Si perro, se me hace que ya valio verga, dice Pedrito que lo tienen rodeado, y ya tirandoles balazos no va estar pelada desafanarlo, si es que lo dejan vivo.”

El Mando a tan solo unas calles de distancia leyó el mensaje que le había enviado el Guero y sabía lo que significaba. El loco del Güero se la iba a jugar. Pero el Mando no lo tomó de la misma manera que el Güero. Se preocupó y una impotencia le invadió el cuerpo. Intento llamarle al celular en cuanto leyó el mensaje pero era muy tarde.

Las detonaciones retumbaban por todos los vecindarios aledaños a la playa. Otra balacera en la ciudad pensaba la mayoría de la gente tal vez. Eran muy comunes en estos tiempos. Por lo mismo, el Ejército Mexicano había establecido varios retenes permanentes situados en diferentes partes de las colonias conflictivas de El Bordo con el fin de responder a ataques de alto impacto con más rapidez.  Solo había un camino para entrar para el lado de la playa. Soldados pusieron un campamento justo antes de entrar. Al recibir el reporte del oficial caído, atravesaron cuatro camionetas militares bloqueando los carriles de entrada y salida. Nadie entraba ni salía hasta dar con los sospechosos.

El Guero iba en su quinto cargador descargado. Se sintió arrinconado. Tomó la escuadra y se la colocó en la cabeza. Pensó en su familia, en Los Del Barrio. También pensó en todo lo que le faltaba por vivir. Un estruendo interrumpió sus pensamientos. Escucho como por fin lograron entrar por la puerta de atrás. El se encontraba en el segundo piso. Dejó el arma y volvió a tomar la metralleta. Se asomó desde la parte de arriba hacia abajo y pudo ver como entraban, y apenas se asomaba cuando le llovieron tiros. Le dio uno en la pierna y otro un rozón entre el brazo y pecho. La herida en la pierna lo hizo caer. Alcanzó a disparar hacia las escaleras para evitar que subieran, Se quiso parar y volvió a caer. Se quiso arrastrar hacia uno de los cuartos pero los militares lo alcanzaron.

El puntero desde la esquina miraba todo. Tomó el celular y le volvió a llamar a Pedrito.

“Patron, parece que se quebraron al morro.”

“Como sabes?” pregunto Pedrito.

“Por qué se le metieron a la casa, se escucharon unos balazos y se paró todo. Yo creo que ya lo mataron porque sonó como que se pelearon adentro también.”

“Puta madre!” colgó Pedrito y le marcó al infiltrado pero no contestaba. El infiltrado le contestó con un mensaje. “Ahorita te marco.”

“Nos encontramos a las afueras de esta casa donde apenas hace algunos minutos se desató una balacera entre miembros del crimen organizado con el ejército mexicano. Balacera que duró aproximadamente 30 minutos dejando como saldo un sicario abatido y un militar herido. Una ambulancia se encuentra en el área para atender al oficial mientras catean la casa.” Informaban en las noticias locales.

El infiltrado se comunicó con Pedrito.

“Que paso cabrón? ¿Se chingaron al Güero?”  pregunto Pedrito.

“No, el morro está vivo, le entraron dos tiros pero está vivo, lo tenemos amarrado.” contestó el infiltrado.

“Habla con tu jefe y pregúntale cuánto quiere.”

“No hay manera, ya hay mucha noticia, vamos a tener que presentar todo junto con el morro.”

“Siempre se puede, tu sabes, haz el paro con el morro y yo me arreglo con ustedes.” insistió Pedrito.

“Negativo al menos ahorita no. Deja que llegue al edificio y se calme la bronca, ahí puede haber más oportunidad de llegar a un acuerdo. Por hoy ya mamo este morro.” terminó el infiltrado colgando la llamada.

Pedrito se comunicó con el Neto para informarle lo que pasaba. “No está muerto, los placas dijeron eso para ver si había algo que negociar pero ya lo van a presentar. Ya que lo presenten me arreglo con un contacto y lo saco, todo bien.”

Todos Los Del Barrio miraron la noticia. El Chaky marco al Neto para preguntarle qué había pasado.

“Valio verga, el pinche Güero se trenzó, pero no está muerto. Ahí lo tienen amarrado, estamos queriendo negociar pero dijeron que tenemos que esperar hasta después que lo presenten porque calentó macizo con las noticias y eso. Creo que trae dos balazos nomas.”

“Jajaja pinche Güero le vale verga, awebo que bueno que les tiró a los putos placas a la verga” exclamó emocionado el Chaky.

Cuando le avisaron a el Mando lo que pasaba, se sintió más tranquilo al saber que el Güero no había muerto. Agarró camino para salir de la playa por unas colonias un poco escondidas que solo los locales conocen intentar para evadir el retén. Para su sorpresa, había un retén de soldados tapando esa entrada también. Los soldados lo miraron sospechoso y lo ordenaron bajar del auto. Al revisarlo le encontraron el arma y fue arrestado.

Ya detenido le revisaron el celular y le encontraron las llamadas con el Güero.

“Vienes de la balacera?” le preguntaban los militares mientras lo golpeaban.

El Mando aguantaba y decía que era una confusión, que no se trataba de lo que pensaban. Pero no logró burlar a los militares y se lo llevaron también.

“Tenemos a otro de la balacera aquí detenido.” Informaban los militares a sus superiores.

“Como que a otro? Nomas era uno.” contestó el oficial al otro lado del teléfono.

“Este estaba con él, aquí trae mensajes y un arma.”

Mientras, en la casa de la balacera. La casa quedó resguardada. Las patrullas se retiraron con lo confiscado y el detenido. Todo en noticia de primera plana. Una vez que había acabado todo, el Bolas fue puesto en libertad. Lo llevaron en otra patrulla lejos de la playa y en cuanto lo soltaron se comunicó con el tío de su amigo el Toño.  

“Buenas noches oiga, le tengo noticias.” decía el Bolas por teléfono.

“De que se trata Bolas?” preguntó el Tío.

“Ya ubique al morro que le pegó a su sobrino, lo tienen detenido en el edificio verde.”

“¿Cómo sabes que fue él?”

“La verdad oiga, le voa decir la neta. El Toño me llevó a balasearlos primero a ellos porque uno de ellos se andaba cogiendo a su ex mujer, y el Toño se enojó y fuimos a hacer esa misión. Yo se que estamos mal pero pues ya sabe cómo era el Toño, yo nomás por hacerle el paro.” confesó el Bolas. 

“ ‘Ta bien Bolas, yo me arreglo con eso. Alrrato te tiro con una recompensa por pasarme el dato.”

El Bolas sabía que tenía una sentencia de muerte con Pedrito. Penso que buscando el apoyo del tío de Toño encontraría un respaldo para sobrevivir lo que le esperaba con Pedrito por poner su casa.

El tío de el Toño se comunicó con su contacto en el edificio verde, un hombre de apodo el Grande y le comento lo que pasaba.

“Fijate que este no se me puede ir vivo compa’re, se lo prometí a mi hermana.” dijo el Tío.

“Si aquí lo tenemos.. No te preocupes compadre, yo te aviso cuando ponga pie afuera el morro.” le contestó el Grande por teléfono.

Al día siguiente, dentro del edificio verde, el Mando preguntó por el Güero a uno de los guardias.

“Lo tienen en el hospital, trae un balazo en la pierna. Aún no lo traen para acá. Tú también estabas ahí, ¿no?” preguntó el guardia en turno.

“Eso dicen, pero no, a mi me agarraron en otro lado.” contestó el Mando.

“Si, como no.” murmuró el guardia mientras se alejaba de las celdas.

Pedrito ya estaba negociando la libertad de el Mando. El proceso para sacarlo a él iba a ser más fácil porque no podían comprobar que el Mando venía de la balacera, así que los policías decidieron arreglarlo con él con una feria. El infiltrado le ayudó a Pedrito a negociar la libertad de el Mando.

“Hasta mañana saldrá, mañana manda a alguien con la feria y ahí mismo sale.” indicó el infiltrado a Pedrito.


“Y por que ahorita no se puede?” pregunto Pedrito.

“Por que el que tiene que autorizar eso es el Grande, y hasta mañana llega.” contestó el infiltrado

“Ah ya he tratado con él creo, ‘ta bien entonces mañana me comunico con el señor. Y todo lo que me quitaron que pedo, no hay manera que me lo re vendan?” pregunto Pedrito.

“Para eso también tengo que hablar con el Grande, él es el bueno…Pero si se arma no te preocupes, yo te aviso que onda.”

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