Capitulo 4 : El Mando y El Guero reflexionando
“¿Tú qué piensas de la muerte carnal?” le preguntaba el Mando al Güero mientras le fumaba al cigarro de marihuana.
“No se que pensar por que siempre pienso en eso..”
“¿A qué te refieres?” dijo el Mando confundido.
“Osea ya le he dado un chingo de vueltas. Yo siempre estoy pensando en la muerte. Cada momento que cambia me imagino que podría ser el último. Por decir ahorita estamos aquí, fumando tirando barra en la casa, pero que tal si ahorita saliendo me pasa algo y me muero. Pienso en qué dirías tú, tus últimas memorias conmigo, que dirían los demás? Te van a preguntar que paso, no se cansaran de preguntar. Fui bueno con ellos? ¿Me tendrán algún resentimiento? ¿Estoy bien con mi familia? Espero no sufran mucho. Son los pensamientos que me provocan ansiedad perro. Por eso trato todos los días de estar bien con todos, y si la he cagado no la pienso en disculparme, tu sabes.”
“Y te da miedo la muerte o qué es lo que tripeas? Pregunto el Mando.
“Pues al final del día así es el pedo we, cualquier momento puede ser el último, hay que disfrutar lo más que se pueda, lo bueno y lo malo, agarrarle cariño al camino por más rocoso que se ponga. Nada es para siempre. Ni la tristeza ni la felicidad. No creo en el karma o esa mamada como tal, pero no se ocupa de creer en esas cosas para saber que más de uno nos quiere ver muertos. Hagamos bien o mal, así es el pedo, a todos nos va a tocar. ”
Hubo unos segundos de silencio mientras los dos procesaban la plática que estaban teniendo. Hasta el cigarro se les apagó. El mando le pidió el cigarro al Güero, tomó el encendedor y lo volvió a prender.
“Yo pienso que si Dios nos puso en esta vida es por algo. Alguien lo va terminar haciendo. Alguien va a matar al que debe, alguien va brincar ese jale, alguien se va andar peleando por drogas, los policías seguirán amarrando gente. No está en nosotros juzgar que está bien y está mal. Como un juego de mesa, estamos aquí y así se juega aquí. O le entramos o nos quedamos.” dijo el Mando.
“Pues ya sabes que yo no creo en esos pedos, lo que te puedo decir es que uno tiene que vivir a como uno le plazca por que al final es el único sentimiento que te vas a llevar a la tumba. Tu y yo estamos en situaciones donde podemos escoger que hacer de nuestras vidas. Somos jóvenes, sin enfermedades y nos la rifamos para tener lujos. Pregúntate a ti mismo, si pudieras escoger cualquier tipo de vida, aun escogerías la que tienes?”
Al Guero y al Mando los miras en los antros comprando botellas rodeados de las muchachas más guapas. Algunas modelos o hijas de familias pudientes de la ciudad. Sus familias son fiesteras, y como el negocio familiar es el narcotráfico, las fiestas se arman en grande. Les encanta la farándula. Ser conocidos, excéntricos, llamar la atención. En los deportes siempre los más competitivos. Menos entre ellos, no les interesa si uno le ganaba al otro, mientras ellos quedaran en primero y segundo lugar. Y en las calles igual. Querían ser los mejores vestidos con los mejores carros en los mejores restaurantes y antros. En sus fiestas tocaban bandas y norteños. Siempre les piden que abran con su canción “La Vida Recia”. A veces la fiesta duraba hasta dos o tres días sin parar. A sus reuniones llegaban jefes así que la cuadra se atascaba de carros de lujo. Y afuera los pistoleros y escoltas de todos conviviendo. Así fue como se fueron metiendo más y más en el negocio, por la presión de querer ser los mejores. Si la mesa de al lado pide 2 botellas, ellos piden 5. Si la mesa pide 5, ellos piden 10.
Eso les ocasionó que se hicieran conocidos y de contactos.
La primera vez que tuvieron que ubicar a alguien fue porque les habían robado 2 kilos de coca y el cartel los iba hacer pagar a ellos si no encontraban al responsable. Así que se las ingeniaron para infiltrar el círculo personal del que les había robado, un tipo al que le apodaban “El Rodo”.
El Guero conoció a una mujer en un antro, la cual terminó llevando a un hotel. Despues de tener sexo se pusieron a platicar.
“Donde quedo el encendedor?, quiero prender un cigarro” le preguntó Jessica a El Güero.
“En la bolsa del pantalón, deja te lo paso,” El Güero se paró de la cama y le paso el encendedor.
“Tu eres amigo de Rodolfo, ¿no?.”
“¿Por qué la pregunta?”
“Una vez te mire en su casa, llegaste a dejarle una maleta. Tú no me viste porque yo estaba en el balcón de su cuarto, ibas en tu carro.”
“Ah, si, lo cotorreo por la chamba, de repente agarramos la peda..” En ese momento el Güero se dio cuenta que Jessica no sabía de sus problemas con el Rodo.
“Y tú cómo lo conoces?” le pregunto.
“Es mi culito..” contestó Jessica. “No le vayas a decir que cogimos eh! Me pega una desgreñada si se entera jajaja!”
“Jaja no como crees, lo bueno que me dices, capas se me salia contarle que jale tan sabroso te avientas”
“¡Jajaja! Callate estupido..” Le dijo Jessica mientras se le subía encima de nuevo.
“Me caga su esposa, la odio. Siempre que estamos juntos como que sabe por qué le está llame y llame al celular, pinche vieja fea”
“¿Apoco estás enamorada?” preguntó el Guero riendose.
“Jajaja no pero pues una también tiene que celar a su ganado si no se salen del rebaño!”
El Guero sabía que por ahí iba a dar con el Rodo. Sin siquiera saberlo, Jessica iba a ser la que se lo iba a poner. Jessica se había sentido atraída por el Güero desde ese día que le dijo que lo miro. Y al conocerlo le fue gustando más. pero el Güero tenía otros planes.
Una semana después, el Güero contactó a Jessica para verla. Sonaba su teléfono pero no contestaba. En eso le entró un mensaje.
“No puedo hablar ahorita, estoy cenando con Rodo, vine al baño a mandarte el mensaje.”
“Quería verte, te extraño. ¿Qué estás cenando?” Le puso el Guero.
“Venimos al Cabanna, ya no me mandes mensajes o se va ondear este wey. Te hablo cuando me desocupe.” le contestó Jessica con un beso al final.
En cuanto leyó el mensaje no espero mas. El Guero contactó al Mando.
“Carnal, ya ubique a esta lacra, hay que ir por el de una!”
“Dónde está el hijo de su puta madre? Aquí ando con el Rambo..” contestó el Mando
“Está en el Cabanna con una puta, pero no le podemos pegar ahí, hay que esperar que se aleje de esa área.”
“Deja le marco al de la patrulla para que nos haga el paro” contestó el Mando.
“Esta tragando cabanna el pinche ratero lacra mugroso, ojala la disfrute por que es el ultimo puto quesito cabanna que come el culero!” bromeaba con coraje el Guero. Le guardaban rencor por que habían confiado en él, y él Rodó les había robado sin importarle que la vida de el Güero y el Mando se pondría en peligro con el cartel. El cartel les había fiado esa droga y el Rodo se había aprovechado que habían dado su palabra como crédito. Al Rodo lo apoyaba su familia de Sinaloa y se sentía intocable en esta frontera. Ya había robado a varios y su familia lo defendia. Pensó que esta vez sería igual. Eso estaba por verse.
“Adelante, habla el comandante, que se le ofrece compa Guero?” le dijo el comandante por llamada al Güero.
“Comandante, ya encontre al come-cuando-hay del que le había hablado, tiene chance de darse una vuelta pa’l Cabanna? Ya no tarda en salir el susodicho”
“Avísame cuando salga del estacionamiento de la plaza, tendre una patrulla esperándolo.”
El Comandante estaba al servicio del cartel. El cartel lo había puesto al servicio del Güero y de el Mando para solucionar este problema. Ya se conocían por fiestas en donde llegaron a toparse o reuniones, se caían bien. Esta era la primera vez que les tocaría “trabajar” juntos.
El Mando se dirigió con el Rambo hacia la plaza donde se ubicaba el Cabanna y se estacionaron en una de las 2 salidas por la parte de enfrente y el Güero se posicionó en la otra. Para su suerte, Jessica brindó el último detalle sin saber.
“Ya estamos pagando la cuenta, yo digo que en una media hora ya estoy en mi casa. Te hablo en cuanto me deje.” Decía el texto que le mandó a el Güero.
“Está bien, ahí paso por ti.” le contestó el Guero.
Eso significaba que en cualquier momento saldrían del estacionamiento. Pasaron 5 minutos cuando la camioneta BMW X5 de el Rodo se acercaba a la salida de atrás, por donde estaba el Guero. El Güero le mandó un mensaje al comandante.
“Listo, bmw x5 blanca, placas de California empiezan con FW3-, es el chofer.”
“Enterado” le contestó el comandante. Al mismo tiempo pasó el dato al oficial de la patrulla que tenía de encargado.
El Rodo apenas había avanzado una calle cuando miro que se le acercó una patrulla y le prendió las luces.
“No mames ni he manejado nada, que le pasa a este cabron?” se quejaba él Rodó con Jessica.
“Quiere dinero lo más seguro.” contestó Jessica mientras se retocaba el maquillaje viéndose al espejo.
De la patrulla descendieron 3 policías. Se acercaron a la camioneta de el Rodo, uno por cada lado y otro se quedó esperando en la parte de la cajuela.
“Buenas noches joven”
“Buenas noches oficial, me pase un alto o cuál fue el problema?” preguntó el Rodo.
“Puede bajar del auto por favor.” le ordenó el oficial.
El Rodo no tenía orden de aprehensión, no iba armado ni llevaba broncas con él. Se le hizo fácil bajar a ver qué querían los policías. Una vez abajo, los policías lo revisaron a él y a el vehículo. Estaban haciendo tiempo para que el comandante les ordenara el siguiente paso.
Una vez que le avisaron al comandante que no iba armado y que iba sin escoltas, además el carro no era blindado. El Comandante les ordenó dejarlo ir, pero para ese entonces el Rodo ya era seguido por el Güero y el Mando.
Le siguieron el paso a distancia hasta que llegó a los apartamentos donde vivía Jessica. La muchacha bajó del carro, y el Rodo estaba esperando a que Jessica entrara a su edificio, cuando de pronto se le cerró el Güero en un carro y del otro, descendió el Mando y el Rambo armados y encapuchados, bajandolo a jalones de su camioneta y subiendolo al Sentrita que usaban para jales como estos.
El Rambo le colocó la rodilla en la nuca y la pistola en la cabeza.
“Si te mueves te lleva la verga!” le gritó el Rambo mientras le colocaba una bolsa de tela sobre la cabeza a el Rodo. .
“Hey aguanta! Si es por dinero diganme les doy lo que tengo. Soy de Sinaloa, yo chambeo con gente de aya, pregunten por mi en el pin, no traigo pedos con nadie pariente” les decía él Rodó con coraje y miedo a la vez.
Mientras el Rodo trataba de zafarse de este problema con palabras, el Mando manejo hasta una casa que usaban de bodega para guardar mercancía. La habían vaciado de jale para usarla como casa de seguridad. Era una casa grande rodeada por árboles en una colonia de las más fresas de la ciudad. Esta noche serviría para interrogar al Rodo. El Guero venía atrasito del Sentra.
Lo bajaron y lo metieron a un cuarto que servía de gimnasio. Quitaron el costal de box, y de las manos esposadas colgaron a el Rodo. Le quitaron la bolsa y se dio cuenta quienes lo habían levantado. Ahí supo que la negociación no sería fácil. Le había sorprendido mucho que esos 2 mocosos que había robado lograran levantarlo ellos mismos. Pensó que el cartel ya se los había chingado por el jale que les tumbó.
“Que paso hijo de tu puta madre, parece que viste un muerto” dijo el Mando.
“Verrrrga, la neta que si mi compa. Pensé que el cartel ya los había pozoleado a la verga.” Les contesto el Rodo riendose.
“Casi casi pendejo por tu culpa, pinche lacra.” le reclamaba el Mando mientras lo golpeaban en las costillas.
“Ustedes bien saben que si me pasa algo les va a cargar la verga con mi familia” los retaba el Rodo.
“Vivo o muerto tú, a nosotros nos van a cargar la bronca, mejor te mandamos a ti por delante para que nos vayas abriendo camino aya en la otra vida. Wacha perro la neta, no te queremos matar perro, con que nos pagues nos barremos y olvidamos todo.” le decía el Mando.
“Pobre pendejo, te pago verga loco ya te dije que conmigo se pelan tod.”
Antes de que el Rodo pudiera terminar el Güero le dio un balazo entre los ojos.
“No mames Güero, no lo hubiéramos matado wey” le reclamaba el Mando al Güero con manchas en su ropa de la sangre salpicada. “De pérdida le hubiéramos quitado un aferia antes”
“No nos iba a dar nada wey, y aun así, nos íbamos a tener que andar cuidando de él.” contestó el Guero mientras le ordenaba al Rambo que se deshiciera del cuerpo.
“Pa’ dónde lo tiro?” preguntó el Rambo.
“Echalo pa’ allá pal bulevard ese donde tiran a todos, y ponle un mensaje que por andar de ratero, no lo firmes no más.” dijo el Güero. “Le punteas Mando o que rollo?”
“Y tu que vas hacer puto por que no vas?” preguntó el Mando.
“Voy a ver a Don Rober para irle explicando como esta el pedo y ver cómo nos puede brincar paro en caso que se ponga feo el asunto.” En eso le entra un mensaje a el Güero
“Ya puedes venir por mí.” decía el mensaje de Jessica.
“..Y también tengo que ir a consolar a Jessica.” dijo el Guero sonriendo.









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