Capitulo 8 : Hermano, cayo la ley!
“Que onda Pedrito, habla el Güero, ya terminamos por aca el Mando y yo.”
“Ya se van a jalar para aya?” preguntó Pedrito.
“Simon” contesto el Guero.
“Arre jalense ahi esta un morro que te va a dar las llaves.”
“Ya está, te aviso cuando lleguemos ahí.”
Mientras alistan algo de ropa y unas cosas para quedarse en la casa de Pedrito, se escuchó un chiflido afuera. Era el Fler. El Mando se asomó por la ventana y le indico que pasara.
“Pasale we que show, ya vamos de salida.” le dijo el Mando mientras lo saludo.
“Cero, voy por comida, pero mire que estaba su carro aquí y me traje un gallo pa’ quemar”. ¿O llevan prisa?” preguntó el Fler. El Güero en cuanto escuchó que había un cigarro, salió.
“Prendase mijo” gritaba el Guero imitando el acento colombiano.
“Que hay que hacer o que?” preguntaba el Fler mientras prendía el cigarro.
“Vamos a cuidarle un cantón a Pedrito, nos pidió el paro” contestó el Guero.
“Orale, no ocupan otro chango?” preguntó el Fler ofreciéndose a ayudarles.
“No creo, no mas estaremos unos días en lo que se enfría el pedo con los weyes que cueteamos..” le respondió el Guero pero el Mando lo interrumpió. “..Pero si dijo que había jale que teníamos que supervisar. “
“Simon, le va a llegar un chingo de jale y quería alguien de confianza” continuó el Guero
“Dijo Don Robert que era gobierno el vato, algo así no? Al que cuetearon” preguntó el Fler.
“Su tio, perro. El tío del morro es ex gobierno algo así y parece que si anda buscando a quien cobrarsela.”
Se terminaban el cigarro y empezaron a despedirse.
“No pues andense con cuidado, haganle caso a Don Robert hasta que arregle el pedo.” se dieron un abrazo y se despidieron de él Fler.
En el camino hacia la casa de Pedrito, el Güero y el Mando iban muy pensativos. Aparte de la marihuana, todo lo que estaba pasando les tenía la mente al mil por hora.
“Crees que Don Robert sí nos hará el paro?” pregunto el Mando al Güero.
“Yo si confio en el ruco, pero igual hay que estar bien pendientes. Cualquier cosa ya sabes que no nos dejamos abajo. Si tenemos que meter a los tíos más adelante pues ni pedo, pero por mientras hay que salir de esta nosotros solos como siempre lo hemos hecho.” le contestó el Güero. “Te acuerdas la vez que le robamos el celular al maestro de matemáticas?”
“Simon..” contestó el Mando “..le había confiscado el celular a un morro por estarlo usando en clase y mientras yo le pedi ayuda con el trabajo que estábamos haciendo tu lo agarraste de su escritorio”
“Simon y salí a esconderlo en el baño..” sonrio el Guero
“..Y antes de que se terminara la clase el maestro se dio cuenta y nos detuvo a todos..” continuó el Mando “..Nos revisó a todos menos a ti, le dijiste que tú traías 3 celulares, que no ocupabas otro ni tenias la necesidad de robarle.”
“Y también le dije que si no me dejaba ir, se me iba a pasar el camión y no alcanzaría a llegar a tiempo por mi hermanito a la escuela.”
“Pinche Guero y al único que dejo ir de toda la clase fue a ti. Cuando te dejo ir todos me voltearon a ver a mi como diciéndonos ‘hijos de su puta madre suertudos’ jajaja!”
Continuaron manejando hasta que por fin llegaron a la casa de la playa a donde los mandó Pedrito. Al llegar estacionaron el auto 3 casas antes y le marcaron para avisarle.
“Ya llegamos, ahora que onda?” preguntó el Guero.
Por la bocina se escucho la voz de Pedrito.
“Ahi le aviso al morro que salga, les va a dar las llaves y se va a ir, no sirve pa’ nada se queda dormido.” indicó Pedrito.
Pedrito hizo la llamada, “Afuera estan dos morros que se van a quedar en la casa, les das las llaves y yo te aviso cuando hay chamba de nuevo.”
El cuidador que había contratado Pedrito había sido referido por uno de sus escoltas, el comandante. El Bolas, como le decían al morro, era muy descuidado y desordenado, por eso Pedrito prefirió despedirlo y agarrar a alguien de su confianza. Sentía que traía al gobierno cerca así que recorto personal y lo reemplazó con gente de su máxima confianza. Y confiaba en Los Del Barrio. Le recordaban a el de joven.
El Bolas al salir y estar de frente con el Guero y el Mando, se puso amarillo. No dijo nada, solo entregó las llaves, se subió a su carro y se fue. El Guero y el Mando lo notaron raro pero no le dieron importancia. El Bolas los reconoció. Eran Los Del Barrio. El Bolas había participado en el atentado que habían tenido unos días antes. Ni el Güero ni el Mando lo reconocieron. Solo tomaron las llaves de la casa y procedieron a entrar.
El Bolas sabía perfectamente quienes eran. Un amigo de el Bolas de apodo el Toño se había molestado con Los Del Barrio después de enterarse que su ex-novia, Jessica, había tenido algo que ver con el Güero. De hecho Jessica había tenido que ver con muchos más, el único que no podía aceptarlo era el Toño, por más que le dijeran. Una noche miro como el Güero dejaba a Jessica en su departamento en la madrugada y eso fue suficiente para odiarlo.
Después de eso el Toño planeó el atentado contra el Guero y Los Del Barrio. Para eso contactó a el Bolas y a otro de apodo el Oso. Dos gordos prietos con finta de guaruras. Se subieron a una cherokee y manejaron hasta donde se encontraban Los Del Barrio. Pasaron una vez y los ubicaron a todos conviviendo con música en el carro a todo volumen. Volvieron a dar otra vuelta, esta vez con las armas listas. Tiro arriba y cara tapada. El único que no se tapó la cara fue el Toño, pensó que no sería necesario ya que el iba conduciendo y quedaría al lado contrario. Pensó que con la oscuridad de la noche pasaría desapercibido. Al estar cerca de Los Del Barrio, se percataron que Los Del Barrio los habían detectado así que decidieron actuar rápido, el Toño se frenó en seco y el Bolas y el Oso descargaron sus armas. Al terminarse el cargador, el Toño aceleró asustado y se dieron a la fuga. Unos días después, el Toño fue ultimado a balazos en unos mariscos.
El Toño era sobrino de un agente de la policía del estado. Del área de inteligencia. Sabía que su sobrino era un cabeza hueca, pero era su sangre y le pesaba ver a su hermana llorarle a su hijo. Así que le había dejado encargado al Bolas encontrar a los responsables de la muerte de el Toño. El Bolas no tenía pruebas de que hubieran sido Los Del Barrio, pero sabía que eran los principales sospechosos. No podía decirle al tío de el Toño lo que habían hecho así que tenía que averiguarlo por sí mismo.
El Bolas se estaciono en un oxxo cercano de la casa que acababa de dejar a cargo de el Güero y el Mando mientras pensaba qué hacer. Llevaba su arma consigo, la misma que había usado para dispararles. Se debatía en su mente si matarlos él mismo. Por cómo estaban las cosas en la ciudad, era normal ver convoyes de patrullas de militares con municipales y estatales juntos. Mientras se perdía en el pensamiento un convoy de patrullas se paró a un lado de él y le apuntó con la luz en el rostro.
“Buenas noches” dijo un oficial mientras bajaban de la patrulla.
“Buenas noches” contestó el Bolas.
“Nos llegó el reporte del oxxo que tiene rato parado aquí afuera un carro sospechoso, todo bien?” preguntó el oficial. Una mentira a la que suelen recurrir las autoridades para abusar del poder.
“Si oiga, nomas estaba decidiendo qué comprar antes de irme a mi casa.” contestó el Bolas.
“Puede bajar del vehículo por favor, le vamos a hacer una revisión.” contestó un militar.
Mientras pasaba esto con el Bolas, en la casa de Pedrito el Güero y el Mando se acomodan.
“Me hubiera traído el Playstation” pensó en voz alta el Mando.
“Ve por él, pero traete el GTA también, no nomas el FIFA, eh culero” contestó el Guero. El Güero siempre prefirió los juegos de balazos más que de deportes.
“No la cuajas por eso no te gusta puto. Arre voy en breve ahorita caigo, me traigo comida también de una vez?” le preguntó el Mando mientras tomaba las llaves del auto.
“Unos tacos o algo asi rapido, sin mayonesa ni aguacate eh!” grito el Guero
El Mando se fue y el Güero se quedó solo. Pedrito le había dicho que tenía armas en la casa por si pasaba algo así que decidió buscarlas. La casa era de dos pisos con dos cuartos y un baño. En uno de los cuartos había dos camas que era el que usaron el Güero y el Mando. En otro estaba la mercancía. Toppers y cosas para empaquetar, una mesa 3 sillas y algunas básculas para pesar. En un closet, el Güero encontró cuatro metralletas tipo AR-15 con cargadores abastecidos y varios cargadores más regados. Muchas cajas de balas y cinco armas cortas 9mm. El Guero tomó un AR-15 con tres cargadores abastecidos, una pistola con dos cargadores abastecidos, y cuatro cajas de balas. Las colocó en la sala. Colocó otra pistola en el baño y otra en la cocina. Subió por otra metralleta y la puso en el cuarto donde se quedarían a dormir. Después se metió a darse un baño en lo que volvía el Mando.
El Mando manejo por unos 15 minutos hasta su casa por su Playstation, entro, lo desconecto lo metió en una mochila y antes de salir tomó una manzana para el camino. Tenía que moverse con cuidado por todo lo que estaba pasando así que trato de no estar mucho tiempo. Salió de su casa y se dirigió a los tacos. Al llegar no había donde estacionar por lo lleno que estaba el lugar así que tuvo que dar algunas vueltas a la calle hasta que se desocupo un lugar.
Mientras todo esto pasaba, al Bolas lo tenían con una bolsa en la cabeza en un lote baldío para que les confesara a los policías de donde y por que traía una pistola.
“Mira pinche sapo prieto! Ponme algo, una casa, jale ,algo, que se yo. Porque si no te voy a procesar y te voy a meter más broncas que no te la vas a acabar.” le gritaba el militar al Bolas mientras le pegaban en la panza y las piernas. Al no aguantar mas la tortura el Bolas por fin hablo.
“Yo se donde esta Pedrito”.
Al escuchar eso, uno de los municipales que estaba bajo las órdenes del cartel se alejó un poco del grupo, sacó su celular y mandó un mensaje.
“Atoramos a un morro, alias Bolas, y está diciendo que sabe tu ubicación.” decía el mensaje y procedió a enviarlo a Pedrito. Pedrito estaba seguro que el Bolas delataria la casa de seguridad de la que acababa de salir así que no se preocupó por sí mismo sino por el Güero y el Mando. Intentó comunicarse con el Güero pero este se estaba bañando así que le marcó al Mando.
“¿Qué rollo Pedrito?” contesto el Mando.
“Salganse de la casa, va llegar gobierno, salganse en chinga!” grito Pedrito por el celular.
El Mando estaba esperando su orden de tacos cuando recibió esa llamada. Salió corriendo de la taquería, se subió al carro y salió en chinga. Al mismo tiempo le marcaba al Güero sin tener respuesta. El Güero se estaba bañando y había dejado su celular en el pantalón. El Mando rebasaba carros y trataba de acelerar lo más que podía para llegar a tiempo. Como el Güero no le contestaba pensó lo peor. Comenzó a marcar a todos Los Del Barrio.
“Hey wey creo que le cayeron al Güero, no me contesta arrimense para aca!”
El Neto y el Fler se encontraban con Don Robert trabajando cuando les llegó la llamada. Rápidamente se alertaron y le dijeron a Don Robert. Don Robert hizo algunas llamadas con sus contactos del gobierno para averiguar algo pero nadie sabia nada aun, los policías preguntaban por algún detenido por el lado de la playa pero ningún operativo lo confirmaba. Los que tenían a el Bolas no lo reportaban porque primero querían ver si podían sacarle dinero o mercancía, algún botín. No había mucho que podían hacer más que estar atentos para ver qué pasaba. Igual el Chaky y el Bimbo, no había mucho que pudieran hacer más que estar al pendiente por si el gobierno pedía dinero o algo en lo que pudieran ayudar.
Mientras tanto el Mando atorado en el tráfico vuelve a intentar la llamada y esta vez el Güero contesta.
“Que paso apenas vi el mensaje?” contesto el Guero
“Salte a la verga de ahi carnal, agarraron al morro que nos dio las llaves del cantón ese y dice Pedrito que lo más seguro es que lleguen a reventar, pensé que ya te tienen amarrado a ti, salte de ahí cabrón!”
Al momento que estaban hablando, el Güero se asomaba por la ventana discretamente y podía ver algunas camionetas estacionadas cerca de la casa con las luces apagadas. Se pararon debajo de unos árboles y con la oscuridad de la noche no se distinguían bien, pero el Güero sabía que eran ellos.
“Ya están aquí” dijo el Güero por celular. Colgó la llamada, tomó una metralleta y se fajó una pistola.









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