Venganza pt. 1
Pedrito alistó a su gente. Era hora de ir a recoger al Güero. Justo a tiempo para que alcanzara asistir al funeral de su mejor amigo. El plan era aparentar que solo una camioneta recogerá al Güero, pero en verdad iba tener la zona rodeada de gente para asegurarse que nada pasara y si llegaba a pasar, estar listo para repeler el ataque. Pedrito se subió con un fusil AR-15 con bastantes accesorios, un chaleco con placas antibalas, botas tácticas, porta pistolas con cargadores extras. ‘’Todo el kit’’ como se dice en la calle. Sus escoltas y gente iba igual de equipados. Algunas camionetas esparcidas alrededor y al menos 6 punteros en motos. Algunos disfrazados de repartidores de pizza. En la misma camioneta que iba el, se subio el Neto y el Fler. En otra camioneta, que portaba insignias de la Comisión Federal de Electricidad, estaba el Chaky y el Bimbo. No estaban dispuestos a dejar solo al Güero en caso de cualquier cosa. El Grande volvió a hacer la llamada.
“Compa’re, ahí va salir el otro morro. Pedrito ya me mandó el pago. Por si quiere cerrar bien la herida.” dijo El Grande por el celular al Tio del Toño.
“Chingue su madre, ‘amos por él también.” dijo el Tío sin saber lo que le esperaba.
Después de que Pedrito mandó el mensaje a todas las células respecto a Karina, el Bolas se había comunicado con él. Después de lo que había pasado en la casa de seguridad, se había tirado a perder por miedo a que Pedrito lo matara. Esta vez miro una oportunidad de remediar sus errores.
Sin que el Tio se diera cuenta, el Bolas le había contado todo a Pedrito.
“La verdad no sé qué le pasó a su novia Karina oiga, pero se algo mas que le puede interesar. Yo se quien mato al Mando oiga.” le confesó el Bolas.
Pedrito le dijo que no solo lo perdonaría, si no que le garantizo un puesto en su celula, si lo ayudaba a llegar con el Tío, y el Bolas accedió.
“Alistense plebes, vamos por el que falta.” dijo el Tío a su gente. Contaba con 8 morros adictos al cristal que le cumplían lo que pidiera con tal de un poco de dosis. El Bolas era uno de ellos. Ese día estaba encargado de ser el chofer que llevaría al sicario que acabaría con la vida de el Guero. Esta vez irían en un carro clonado de taxi libre. Tenían que pegarle en cuanto saliera. El Bolas se subió al taxi junto con el sicario encargado de disparar. Otros 4 sicarios estaban en otro taxi cerca por si se necesitaba apoyo y 2 más hacían la parte de punteros. Checando que el camino estuviera libre para darse a la fuga. Pedrito ya contaba con toda esa información. Una vez que el Bolas le pasó los datos del operativo, Pedrito localizó a los punteros y al segundo taxi que servirá de apoyo.
Llegó la hora. Mientras hacían el papeleo para soltar al Güero y le entregaban sus pertenencias, afuera había mucho movimiento discreto. Una suburban blindada se estaciono en la mera salida para que el Güero no diera más de 5 pasos para subirse a la camioneta. Uno de los escoltas se bajó y abrió la puerta preparándose para abordar al Güero.
El mensaje del Bolas le indicó a Pedrito que estaban cerca del edificio y se alistaban para perpetrar el ataque. Pedrito ordenó a sus escoltas asegurar al segundo taxi y a los punteros. Una suburban le cerró el camino al taxi que servía de apoyo y bajaron a los tripulantes.
“Bajense hijos de su puta madre, bajate a l averga puto bajate!” Se escuchaban los gritos sin darles tiempo a nada. Todo fue al mismo tiempo, el aseguramiento del 2do taxi y el de los punteros. Los subieron a las camionetas y se los llevaron. Dejaron por último al del Bolas quien ya traía una orden de Pedrito.
El taxi que manejaba el Bolas se detuvo en el semáforo que está justo antes de llegar al edificio verde. Y mientras el sicario cargaba el arma con la que le dispararía al Güero, el Bolas sacó su pistola y le dejó caer 2 balazos en el lado izquierdo de la cabeza. El primero inmovilizó al sicario, apagando su cuerpo lentamente mientras sus manos perdían fuerza y soltó la pistola. Una vez que el cuerpo del sicario se dobló y su cabeza quedó entre sus piernas, El Bolas le dio el último para asegurar. El semáforo se puso en verde y avanzo. En vez de detenerse en el edificio, siguió su camino hasta tomar la vía rápida rumbo a la casa de seguridad que acordó con Pedrito.
El Guero abandonó el edificio y se subió a la blindada donde lo esperaban sus amigos. Se saludaron, se abrazaron y le entregaron una escuadra calibre .45, un chaleco, y un rifle.
“Y esto?” pregunto el Guero.
“Vamos por los que mataron al Mando.” contestó el Neto. Al mismo tiempo que aguantaba las lágrimas por la pérdida de su amigo. “Fierroo!” grito el Guero. En el trayecto otra camioneta con gente de Pedrito se posicionó delante de la de ellos para abrirles el camino, y detrás de ellos la camioneta de la CFE con el Chaky y el Bimbo. Una vez llegaron a la casa de seguridad, metieron las camionetas a la cochera y descendieron todos. Adentro la gente de Pedrito tenía amarrados a la gente de el Tío de el Tono. Se peleaban por decirles en donde se encontraba su jefe. Tenían que darles cachetadas pero para que se callaran. El Bolas llegó y le abrieron la cochera. Entró y se bajó del taxi. Venía con sangre salpicada en la cara. Él era quien los llevaría a la casa con el Tio.
“Hablale al mugroso de tu patrón y dile que ya quedo el jale. Pobre de ti que la quieras hacer de verga porque te va ir peor. Digo de todos modos te vas a morir, tu escoges si tu muerte será lenta o rápida, si tu familia te encuentra o te echo en ácido hijo de tu puta madre.” le ordenó Pedrito a uno de los sicarios antes de tomar rumbo. Los Del Barrio se subieron a las camionetas junto con Pedrito y agarraron camino.
El plan de el Tío era verlos a todos en su casa de seguridad para celebrar la venganza. Una vez que recibió la llamada de su sicario, se sentó y destapó una botella. Hizo una llamada y ordenó a un norteño que fuera a tocarle porque iba a haber una fiesta. Le habló a su hermana y le dijo que la muerte de su hijo ya estaba vengada, que su sobrino el Toño por fin descansaría agusto. Apenas iba en su segundo trago cuando escucho el frenon de camionetas. Al checar las cámaras miro que varios hombres armados se bajaron de 2 suburban blancas e irrumpieron en la casa. Tomó su escuadra y logró hacer unos disparos. Por fuera, Los Del Barrio junto con los escoltas de Pedrito repelieron dejando la casa como coladera llena de balas por todos lados. “Esta bueno ya ya ya, no disparen, me entregaré” gritó el Tío pensando que era gobierno.
Una vez sometido por los escoltas lo subieron a la suburban donde iba Pedrito con el Güero, El Neto y el Fler. Al verles la cara se torno amarillo.
“Que paso mugroso, ya te diste cuenta que estas viendo a la muerte o no te ha quedado claro?” le dijo Pedrito mientras le colocaba el cañón de su arma en la boca.
Todo el camino lo fueron golpeando. En el mismo trayecto admitió que El Grande era su cómplice. Llegaron a la casa de seguridad donde la tortura apenas iba a comenzar.
“Aguanta Pedrito, todo fue idea del Grande, tengo unos terrenos y algo de merca que te puedo dar si me dejas ir.” suplicaba el Tio.
Pedrito sin contestarle saco su celular e hizo una llamada al Sobrino.
“Dile a Don Águila que ya tengo al mugroso este, ya nomas falta El Grande.”
“Simon, ya está cuadrado lo de El Grande, en la noche tenemos cita con él, te mando la dirección por mensaje.” dijo el Sobrino.
Terminó la llamada y dijo “Y como dicen Los Tucanes, ‘ahora empieza lo mero bueno compa!, se robaron un avión’..!” cantaba Pedrito al preparar todo para la tortura que le esperaba al Tio y su gente. “Guero, pasale una toalla al Bolas para que se limpie la cara, wacha como la trae” ordenó Pedrito. El Guero tomó una toalla, se la lanzó a la cara al Bolas y mientras se limpiaba la cara, sacó su pistola y le dejó caer 5 balazos en la cara.
“No mames Güero, se la dejaste bien pelada, lo hubiéramos torturado, vales verga” se quejaba el Chaky y el Bimbo.
“Pinche cristalon ya no podía verlo respirar un segundo más.” decía el Güero.
Si quieren váyanse a la casa de El Mando, yo me encargo de lo que pase aquí.” dijo Pedrito a Los Del Barrio.
“Ja! Y perdernos de esto, No creo!” dijo el Chaky en tono de broma.
“Yo si le voy a dar para el barrio, jalas conmigo o que Fler?” pregunto el Neto.
“Simon, vamos” contestó el Fler.
“Ya hiciste tu parte, Guero, vamos a despedirnos de el Mando.” Le dijo el Neto al Guero.
Pedrito le ordenó a 2 de sus escoltas acompañar a Los Del Barrio. El Chaky y el Bimbo se quedaron para participar en la tortura.
Al Tío y su gente les apagaron cigarrillos en diferentes partes del cuerpo, les quitaron las uñas y cuantas más cosas se les ocurrieron. Despues de hora y media de tortura, Pedrito recibio una llamda de un numero privado.
“Como estas Pedrito, escuche que estas algo ocupado, pero esto requiere de inmediata atención.” decía Don Águila por el otro lado del celular.
“Indique oiga, a la orden.” contestó Pedrito.
“¿Lograste localizar a Karina?” preguntó Don Aguila.
“Aun no tengo noticia, pero no tarda en salir algo oiga.” dijo Pedrito.
“Karina tuvo una cita con nuestros vecinos los gringos.” dijo Don Aguila.
A Pedrito se le bajó la sangre. No sabía qué sentir.
“A que se refiere oiga?” pregunto preocupado.
“Al parecer ese tal Bennet que anda tras de ti fue el que la detuvo y se la llevó a las oficinas de Estados Unidos.” informó Don Aguila.
“Me está diciendo que me está poniendo o se la llevaron arrestada? Ella no tiene broncas, no tienen por qué arrestarla” decía Pedrito.
“Exacto, eso me preocupa. O la quieren voltear o ya la voltearon. Ojo con eso, lo más seguro es que se quede allá. Si vuelve tendremos que interrogarla bien.” dijo Don Aguila.
“Pero si vuelve es buena señal, ¿no?” decía Pedrito con esperanza de que no le pasaría nada malo.
“Eso tendremos que averiguarlo.” dijo Don Águila antes de terminar la llamada.









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